domingo, 28 de noviembre de 2010

Las cucarachas vuelan al amanecer.

Érase Una Vez una cucaracha que soñaba con convertirse en mariposa. Se llamaba Jacinta, "Jacintica" para los amigos, aunque siempre le decían que tendría que haberse llamado Milagros, puesto que la cucaracha tenía mucha fe en todo aquello que deseaba.
Jacintica era una buena cucaracha. Le gustaba sentirse rodeada de aquellos a los que quería y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida: comer bien, deleitarse con un buen vino, ir de viaje, y, por supuesto, restregar la cebolleta.
Pero, sobre todo, lo que mas le gustaba a Jacintica, era soñar.
Ya desde muy pequeña lo hacía, pues, de alguna manera, intuía que todo aquello podia hacerse realidad...
Se imaginaba a su "cucaracho azul" galopando sobre un hermoso escarabajo de melena pelirroja en la húmeda arena de un charco caribeño, se imaginaba descubriendo nuevos horizontes, con una bonita casa, un bonito coche, siendo una cucaracha independiente y luchadora... pero, el mayor de todos sus sueños, el que realmente le hacia sentirse plena y feliz, era llegar a ser una mariposa.
Así que se puso manos a la obra para conseguirlo.
Se fue a estudiar lejos de su aldea para emprender una nueva vida y formarse como el insecto que quería llegar a ser, trabajó duro para pagarse sus estudios, comenzó a descubrir y a valorar muchas cosas que antes no veía, se empezó a conocer a sí misma, a crecer como cucaracha, a ser cada vez más humilde y sencilla, y, en definitiva, a disfrutar de su existencia.
Y la verdad que no le iba nada mal. Y todo aquello que se había ido imaginando tiempo atrás, ocurría y ocurría, y le daba más fuerza para seguir soñando con aquello que realmente deseaba.
Pero las cosas no eran fáciles, y se requería de mucha constancia y de mucha paciencia para llegar a ser aquello que tanto anhelaba; así que Jacintica, después de muchos vaivenes y de muchas decepciones, un buen día, dejó de soñar.
Había perdido toda ilusión y toda fuerza para seguir, se sentía agotada y enfadada por no tener ya nada en lo que creer, se sentía frustrada, desesperanzada, y completamente hundida, pues que iba a ser de ella ahora?
Pasó así un tiempo la pobre cucaracha y ya nada parecía hacerla cambiar de opinión, pues ya no le veía ningún sentido a nada de lo que hiciera o pensara.
Una mañana gris en la que el insecto se sentía más triste que nunca, un rayo de luz entró por la ventana iluminando la superficie de unas cajas a las que Jacintica todavia no les había prestado atención; allí, posado, había un libro de tapas doradas con unos preciosos dibujos decorándolo, que llamaron su atención. Se dirigió a él y cuando lo abrió, una sensación de felicidad y alegría la envolvieron de nuevo al ver lo que allí decía: "Te conviertes en aquello que más piensas pero también atraes aquello que más piensas".
A partir de aquel día Jacintica empezó a soñar de nuevo con aquello que realmente quería y olvidó por completo aquello que no quería, no dejó que ningun pensamiento negativo la torturara otra vez, y su mundo y su vida se transformaron como por arte de magia; pues aquello simplemente funcionaba...!



...Y colorin colorado este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres.

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