sábado, 14 de mayo de 2011

amor, roma, mora, ramo, omar...

Y de nuevo, la persona equivocada.

Sospecho que mi problema reside en que creo tanto en el amor y en encontrar a mi media naranja, que de lo que realmente me enamoro es del amor y no de la persona, o algo así, o qué se yo.

El caso es que de nuevo he vuelto a hacer las maletas, empujada por esa fuerza y esa vocecilla que a veces y por pura holgazanería, porque no me digáis que no da pereza reconocer ciertas cosas y recoger el campamento, no escuchamos o no queremos escuchar.

Y cuando ves que lo has hecho de nuevo, aún así, tienes esos momentos de vértigo que te hacen dudar y pensar que quizás deberías volver, porque, al fin y al cabo nos queríamos oye, y además, es mucho más cómodo…

Pero no, es como cuando tu profe de natación te decía al hacer amneas que si pasabas esos segundos que te hacían sentir que te ahogabas debajo del agua, de repente, volvías a ser capaz de aguantar por mucho más tiempo.

Y así es.

Lo cierto es que yo pienso seguir creyendo en ese amor como el de "las pelis" y soñando con ese ser que, cuando aparezca, me haga sentir que por fin, he encontrado el camino a casa.

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